Las Entrevistas de El Gráfico

"Siempre fui un caradura, si hasta puteé a Bochini"

En Argentina se lo recuerda por un fugaz paso por All Boys e Independiente, pero el Ruso, que se inició en Peñarol y jugó para tres selecciones diferentes, puede escribir un libro de anécdotas.

Por Diego Borinsky ·

24 de junio de 2008
Reportaje publicado en El Gráfico en la edición de enero de 2008 

1 ¿Quién es Alberto Daniel Barailovsky?

Una persona común y corriente que, como todo niño, soñó alguna vez jugar al fútbol y el barbón me tocó con la varita mágica. Disfruto cada momento de mi vida agradeciéndole a Dios que me haya puesto en el fútbol.



2 ¿Cómo se puede jugar para tres selecciones distintas y no morir en el intento?

Yo qué sé, preguntale a la FIFA, la FIFA me permitió y yo aproveché.

3 Jugaste para Uruguay, Argentina e Israel. ¿Qué nacionalidad ponés en la carta de embarque?

Argentino, viejo, soy argentino, orgullosamente argentino.

4 ¿Te sentís una pieza de museo?

Aunque nos jodan a los argentinos por agrandados, yo soy un tipo humilde, sé muy bien cuales son mis raíces. De repente dejé algunas marcas en el fútbol, pero en un momento la carrera se acabó y uno no puede seguir viviendo de recuerdos y agrandarse. Al contrario: trato de aprovechar esa experiencia para seguir siendo el tipo más sencillo del mundo.

5 Tu apodo de pibe.

Piñe. Mi bisabuelo se llamaba Pablo y, en idish, Pablo es Piñe. Me lo pusieron a mí porque fui el primero que nació después de que él muriera.

6 ¿Quién te puso “ruso”?

No me acuerdo, obvio que empezó por ser judío, que no era algo muy frecuente en el fútbol. En aquella época se estilaba mucho en Sudamérica que, si te querían, eras “ruso, rusito” y quedó para toda la vida.

7 ¿Nunca te sentiste discriminado?

Al contrario, me enorgullecía que la gente supiera que yo era judío y si era más fácil decir “ruso” que “judío” o que Brailovsky, no había problemas. Si uno está convencido de lo que es, de donde viene y qué quiere, nadie te puede llevar por delante ni discriminar. Si vos te imponés, ¿quién te puede discriminar? Y como siempre fui un caradura, nadie me faltaba el respeto. Y si me lo faltaban, me agarraba a trompadas y era uno contra el otro.

8 ¿Por qué “caradura”?

Porque siempre fui de frente, no tenía complejos ni dramas con nada, sabía que estaba en el fútbol porque me gustaba pero tenía que ganar plata para poder ayudar a mi familia, y porque nadie se iba a pasar de vivo conmigo, porque así se tratara de un fenómeno, a mí por arriba no me iba a pasar nadie.

9 La prueba más evidente es que puteaste hasta a Bochini.

Sí, varias veces, ahí estaba mi desubicación de no respetar al gran ídolo, pero por el otro lado no me gustaba que me faltaran el respeto, entonces iba de frente contra el que fuera, y si me equivocaba te podía pedir perdón. Después de tantos años, lo hablé varias veces con el Bocha y comprendí que el desubicado era yo. Pero bueno, era un nene, me calentaba si no me la daban y reaccionaba.

10 “A México no vuelvo más”. ¿Te acordás de esa frase?

“No vuelvo más, ni siquiera en tránsito”. Fueron palabras de mi mujer, y yo las avalé. Las dijimos en 1985, cuando nos sacudió el terremoto y huimos aterrados del DF, no pensábamos regresar nunca más, pero Dios sabe cuándo poner las cosas en su lugar y supo llevarme otra vez a México.

11 ¿Cómo recordás el instante del terremoto?

Hubo un primer temblor que a mí me agarró en el hotel donde concentrábamos, en la habitación con el Lalo Bacas. No nos dimos cuenta de nada y seguimos durmiendo. Nosotros vivíamos en un décimo piso y mi mujer me llamó más tarde para contarme que se había asustado mucho. Estaba cerca de parir a mi segundo hijo, ocho meses de embarazo, y con la nena de dos años. Al otro día, se produjo un nuevo temblor. Ahí entró en pánico.

12 ¿En el segundo temblor tampoco estuviste?

En el segundo, sí, ahí nos agarró a los dos juntos en el departamento. Empezó a temblar el edificio, yo les pedía que se quedaran tranquilos pero en el fondo estaba loquísimo. Estallaban los vidrios, las cosas rodaban por el suelo como bolitas, la pared del cuarto comenzó a rajarse. Nos pusimos debajo del marco de la entrada porque nos habían dicho eso, pero se caían los edificios enteros. Mi mujer cantaba que no se derrumbe, que no se derrumbe.

13 Se te va la vida.

Es un minuto en el que sentís que se te va todo, te paralizás de la impotencia. No sabía que hacer, y contra todos los consejos, agarré a las dos y las hice bajar por el ascensor, cosa que te piden que no hagas.

14 ¿Y en la calle para dónde agarraste?

Salimos y era una locura, los edificios parecían de papel, tardamos una hora y media en hacer un trayecto que habitualmente hacíamos en siete minutos. Mi mujer me decía que quería irse ya, que prefería parir en el avión antes que ahí. Los hospitales estaban invadidos de gente, había posibilidades de pestes. Fuimos al ginecólogo. El nos dijo: “no sé qué es más arriesgado, si quedarse o tomar el avión, pero los autorizo a irse”.

15 Fuiste al club a avisarles que te ibas.

No. Mi mujer estaba en pánico y como para mí, antes que nada está la familia, tuve que elegir entre la familia y el fútbol y ni lo dudé. Nos fuimos directo al aeropuerto, por suerte tenía un amigo en una aerolínea que me consiguió pasajes y antes de subir le pedí a un conocido que le avisara al Zurdo López, que era el técnico, lo que había pasado y que me rajaba..

 

16 Se debe haber enojado el Zurdo.

Con justa razón porque me escapé, pero después arreglamos. Hace poco me visitó, cuando anduvimos por Colombia, un gran tipo el Zurdo.

17 Tu relación con el América había sido fulminante: tres años e ídolo total.

Tres años y tres campeonatos, un equipo que quedó en la historia. Tuve la suerte de meter muchos goles, la mayoría en las finales, entonces la gente se identificó con eso, pero aquel equipo se hizo grande por la base de mexicanos, no por los extranjeros.

18 ¿Te suspendieron por rajarte?

Dos años me dieron, a pedido del América, por incumplimiento de contrato. Cuando se reestablecieron las comunicaciones telefónicas, a los tres días, llamé a los directivos para pedir el número de cuenta y devolverles el dinero proporcional que había cobrado por adelantado. En ese momento dijeron que por el buen comportamiento me bajaban de dos a un año.

19 ¿No había manera de bajar a cero? Tus razones eran entendibles...

Ellos tenían que dejar sentado un precedente. Y estuvo perfecto, porque sino viene cualquiera, firma y se escapa. Seguimos con buena comunicación, de hecho al tiempo vinieron a buscar jugadores a Argentina y me consultaron a mí, mientras estaba suspendido. Al final fueron 10 meses de inactividad.

20 Ahí casi pasás a Boca.

Estaba todo hecho, justo después del Mundial 86, hasta me inscribieron. Estaba con el bolso preparado en casa, me moría de ganas, pero la dirigencia del América entendió que si me dejaban ir a Boca, me premiaban, entonces bajaron el pulgar. Seguían calientes, con justa razón, porque el que se había mandado la cagada era yo.

21 ¿Cuándo empieza tu relación de amistad con La Volpe?

De cuando jugamos en contra en México. Los argentinos en el exterior se van juntando y nos veíamos en el restaurant de Eduardo Cremasco. Ahí se fueron sumando Bora Milutinovic, Carlos Reinoso y se agrandó el grupo.

22 ¿Vos que lo conocés bien: por qué hizo sapo en Argentina?

No sé, no estuve al tanto de lo que sucedía, sólo te puedo decir que Ricardo es uno de los mejores estrategas que conozco en el mundo. Y eso que tuve la oportunidad de sentarme con varios por mi trabajo en ESPN. Aunque Ricardo es un amigo, tengo muy claro que es un tipo que sabe parar sus equipos, que tiene entrenamientos de primerísimo nivel y que termina convenciendo al jugador.

23 Entonces...

Posiblemente, lo termine matando la forma de manejarse, de hablar. No tiene muy buena relación con el periodismo, pero nadie puede discutir su capacidad. En Argentina no obtuvo resultados pero la selección mexicana jugaba bien, el Atlas y el Toluca también jugaban bien...

24 ¿Está bien de la cabeza o le falta algún jugador?

Está bárbaro. Y tiene un corazón de oro.

25 ¿Cómo lo ves a Kempes en su rol de comentarista?

Mario me ayudó muchísimo cuando yo jugaba en la Selección. El ya era ídolo, campeón del mundo, y fue de los tipos que se me acercó, con Passarella y Gallego, para formarme, ubicarme, saber qué declarar. Trabajé con Mario en ESPN y es un tipazo. No entiendo cómo, con todo lo que sabe de fútbol, no tiene trabajo en un equipo. A Mario no se lo valoró lo suficiente, habría que buscarle un espacio en el fútbol argentino. No puede estar afuera con todo lo que sabe.

26 “Menotti no me llevó al Mundial 82 porque no lo invité a mi casamiento”.

Lo dije, me hago cargo, es lo que sentía en ese momento. Ya te lo conté: era un caradura, un irresponsable. Hoy te diría otra cosa. Igual, habría que preguntárselo a César. Yo andaba muy bien en ese momento, no sé por qué no estuve, imagino que Menotti tenía otro tipo de compromisos y la conciencia de que debía citar a otros antes que yo.

27 En el 81 El Gráfico planteó “Ramón Díaz o Brailovsky” para 9 de la Selección, ¿era exagerado?

No creo que el Pelado se haya sentido tocado en ese momento y César lo quería, yo lo sentí como un reconocimiento al esfuerzo y al buen juego.

28 Vos empezaste en el fútbol jugando en un country, Hacoaj, ¿venías de clase alta?

No, ¡qué alta ni alta! Ni siquiera éramos clase media, te diría que éramos media-baja. Mis viejos tenían una tienda de ropa en Cabildo y Juramento. Había que laburar todos los días para poder comer.

29 ¿Vos trabajabas?

Sí, mis viejos nos querían mucho pero yo sentía la necesidad de ayudar. Entonces, cargaba cajas y ayudaba a cortas telas, hacía los mandados, cualquier cosa para traer algún mango.

30 ¿Fútbol en el barrio?

En Plaza Noruega, en Ciudad de la Paz, entre Juramento y Mendoza. De ahí la seguí en el colegio, y de ahí a Hacoaj.

 

31 Un caso curioso: no hiciste inferiores.

Empecé en mi colegio, el Wolfson, y un día fuimos a jugar un partido a Hacoaj. Ahí me vio el DT de Hacoaj, le gusté y me preguntó si no quería sumarme al equipo del club. “No tengo plata para pagar esa cuota”, le contesté. “No te preocupes, yo te hago socio a vos y a tus padres”, siguió. Así que arranqué en la Sub 15 de Hacoaj con 13 años. Me pedían que dijera que tenía 15 años porque si no no me iban a dejar jugar

32 ¿De qué jugabas?

De cinco, me ponían en el medio para que no me cagaran a patadas, porque yo toda mi vida fui diez, pero como los otros eran todos más grandes, corría riesgos. Jugaba de cinco y llegaba mucho, me cansé de hacer goles.

33 ¿De qué equipo eras hincha?

De Platense, toda mi vida lo fui y aún hoy mantengo el sentimieno. Mi papá me llevaba caminando a la vieja cancha de Manuela Pedraza y Crámer...

34 ¿Por qué de Hacoaj fuiste a Peñarol y no a un club argentino?

Mi vieja no quería que jugara al fútbol, típica idishe mame, quería que el nene estudiara. Y mi papá siempre me ayudó. Yo me había probado en River y Boca, me aceptaron, pero mi viejo decía que sin un padrino no podía llegar a ningún lado. En Uruguay yo tenía un tío que conocía dirigentes de Peñarol y me consiguió una prueba. Y ahí nos fuimos con mi viejo.

35 ¿Cómo saltaron a tu vieja?

Fue un viaje relámpago, todo en el día. Mi viejo me pasó a buscar a la escuela, nos tomamos un avión, me probé y volvimos a la nochecita, sin que se enterara mi vieja.

36 ¿En la prueba te aceptaron de una?

Yo iba a probarme con los juveniles, tenía 16 años, pero como había llovido torrencialmente, la práctica se suspendió. Los grandes jugaban el domingo contra Nacional y tenían que hacer la práctica de fútbol “¿Juega al fútbol este gordito?”, preguntó Roque Máspoli. Y unos directivos que había por ahí le respondieron: “Por favor, póngalo diez minutos, que lo hicimos venir desde Argentina. Diez minutos y ya está”.

37 ¿Y en diez minutos la descosiste?

El gordito entró a la cancha y otra vez el barba me tocó con la varita y los suplentes les ganamos a los titulares 3-2 con tres goles del gordito. No se la pasaba a nadie la pelota. Terminó el partido, todos los periodistas encima mío y yo hablando como un caradura, sin problemas.

38 ¿Y entonces?

En el avión de vuelta mi viejo tenía mala cara, le pregunté qué pasaba y no me quería decir, hasta que me contó lo que había escuchado que decían los dirigentes. “Ahora, si te quieren, que te vengan a buscar”, dijo. Y me vinieron a buscar.

39 El imprescindible golpe de suerte: si ese día no la tocabas, por ahí hoy seguías cargando cajas.

Siempre digo lo mismo: Diosito me protege, siempre, siempre, desde que entré al fútbol está conmigo, desde que me puso mi mujer adelante, está conmigo. Las cosas buenas que me pasaron es porque supo ponerme en el lugar indicado en el momento justo.

40 ¿Cómo le dijeron a tu vieja que te fichaba Peñarol?

Se encargó mi viejo. Mi mamá se quería morir y nos quería matar a nosotros, las dos cosas. Con el tiempo la fuimos convenciendo.

41 ¿Te fuiste a vivir solo a Uruguay?

Sí. Imaginate: 17 años recién cumplidos, Peñarol, rubio, ojos celestes, las mujeres se me acercaban, tenía todo. Al principio estaba perdido. A esa edad uno quiere joder, sos un tipo famoso, aparecés en los diarios, por suerte tuve grandes compañeros que me ubicaron bien, porque si no no hubiese podido jugar al fútbol.

42 ¿Por qué te fuiste de Peñarol?

Jugué tres años, la Copa Libertadores, pero después mi viejo se enfermó, y yo no me llevaba bien con Dino Sani, el técnico, y después de una negociación complicada me liberaron. Pero llegué con el libro de pases cerrado, estuve un año parado hasta que me vio All Boys. En ese año parado me puse a vender remeras.

43 Con All Boys descendiste y desde entonces no volvió a subir a primera, ¿no sentís un poco de culpa?

No, en All Boys anduve bárbaro. Venía de 10 meses sin jugar y metí como 11 goles, a todos los grandes, y peleamos hasta el final. Soy hincha de Platense, pero aún hoy sigo la campaña de All Boys.

44 Ahí tuviste a Pipo Rossi como DT.

Sí, un personaje. Una vez mandó concentración domiciliaria, tenía que estar a las 11 de la noche en casa, se atrasó el cine y llegué 20 minutos tarde. Y justo él pasó por casa. Me mando al banco, después entré, metí un gol y lo festejé con ganas.

45 ¿Y el doping que te endilgaron?

Jugamos Argentinos-All Boys en cancha de Ferro, un 0-0, y de repente aparecieron unas jeringas en nuestro vestidor. Habíamos jugado tan bien Iervasi y yo que los de Argentinos empezaron con que habíamos jugado dopados. No había antidoping en el fútbol argentino en ese momento, nos dijeron de hacer un control y aceptamos sin problemas. No dio nada, pero flor de lío armaron en los diarios

 

46 ¿Por qué de All Boys fuiste a Independiente cuando te querían River y Boca?

Fue muy importante Julio Grondona. El me convenció para que aceptara ir a Independiente, algo me decía que tenía que creerle a ese señor, por la convicción que mostraba. Le tengo un gran respeto y estima a Don Julio, él me ayudó mucho cuando yo vivía en México y mis padres acá, siempre se comportó de una manera frontal y cuando me tuvo que cagar a pedos, me cagó a pedos. Pese a la diferencia de edad me siento muy cercano a él, muy amigo de él.

47 “Me siento más uruguayo que argentino”, dijiste hace algunos años.

Siempre le agradecí al fútbol uruguayo que me haya hecho hombre, porque en Uruguay me hice jugador de fútbol. Por ahí se malinterpretaron mis palabras, pero sigo sosteniendo lo mismo. En Uruguay me formé, tuve como entrenadores a Tito Goncalves y Roque Máspoli y a grandes compañeros como Morena, Maneiro, Fossati, Mazurkiewicz, Ruben Paz, Saralegui, Venancio Ramos, grandes jugadores, enormes compañeros.

48 También tenés una gran influencia de México.

México me dio la oportunidad de crecer, de hacerme conocido, de llevarme a un equipo de los más importante a nivel mundial, como es el América, y donde tuve la fortuna de jugar tres años y salir en los tres campeón. Y hasta estuve muy cerca de jugar para la Selección en el Mundial 86, ya se había puesto en marcha el operativo, pero vino el terremoto y huí.

49 ¿Y lo de Israel?

Soy judío y me tocó vivir en Israel de chico y también cuando me fui de México. Y estoy orgulloso de que me invitaran a jugar en su Selección. Vivir en Israel es una sensación especial, porque es un pueblo perseguido constantemente y por todo lo que sucede alrededor. Formar parte de su selección y cantar el Hatikva, el himno, te hace sentir un cosquilleo especial.

50 Tu primera experiencia en una Selección fue con Uruguay, ¿no?

En Toulon, yo tenía 18 años. Recién empezaba en Peñarol, tuve un par de partidos en la quinta y enseguida Máspoli me llevó al plantel de primera y de ahí a la selección. Fue medio raro: llegué de Argentina, me puse la Celeste, jugué un Juvenil, yo me decía ¿dónde estoy?

51 La camiseta de un país se siente distinta a la de un club, ¿como hiciste para defender tres sin conflictos de identidad?

Yo me siento argentino, pero cuando vas a otro país, te ganás el respeto de la gente y te piden representar a su selección, entendés que debés representarla mucho más fuerte, tenés que ser el ejemplo más que nunca.

52 ¿Y en Argentina cuántos partidos jugaste?

Estuve en una gira por España, también jugué algunos partidos en Mar del Plata, siempre con Menotti como entrenador, creo que entré en tres partidos.

53 ¿Te agarraste muchas veces a piñas?

Pufff, muchísimas, la mayoría me cagaron a trompadas, imaginate con mi físico, flaquito, hasta con compañeros me agarré...

54 Alguno que puedas recordar.

No, no, yo sigo respetando los códigos de vestidor.

55 ¿Con un 10 de Independiente, pelado, por ejemplo?

No me vas a sacar una palabra, acordate que hasta hace poco yo también estuve de ese lado donde estás vos. Y seguramente volveré a estar.

56 ¿Tendrás entonces varias marcas en el cuerpo?

La más visible es ésta (abre la boca y se señala dos dientes de adelante). Me hicieron volaron dos dientes por el aire de un codazo y me dejaron nocaut, un minuto inconsciente. Después fui y le rompí la rodilla de un patadón al que lo hizo. El problema es que a mí si me vio el árbitro: me expulsó y me dieron siete fechas.

57 ¿Como DT sos tan calentón como eras de jugador?

A piñas ya no me agarro, sí vivo intensamente los partidos, pero trato de no transmitir nervios.

58 Hablando de tu reciente ocupación como panelista en ESPN, ¿es más fácil con el micrófono que adentro del campo?

Sí, porque la mayoría de las veces comentás sobre lo que viste y es mucho más fácil analizar lo que viste que tratar de adelantarte a lo que va a hacer el técnico rival. Y mucho más difícil es convencer a tus jugadores de lo que hay que hacer. Además tengo buena labia y creo que algo de fútbol sé, entonces con el fierrito se me hace mucho más fácil.

59 ¿Hay bastante sanata en los opinólogos de la TV?

Sí, muchísima, yo trato de hablar cortito y al pie, como se decía antes.

60 ¿Por qué bajaste al lodo de los entrenadores, entonces?

Había tenido 2 o 3 ofrecimientos en México pero no me interesaron, no quise. Esto en cambio, sí, porque el América fue mi casa en México, porque ahí me adoran, porque siento que me dieron mucho más de lo que yo les di a ellos y creo que se pueden conseguir cosas.

 

61 ¿Ahora no te da bronca escuchar a tus colegas en los medios opinando de tu equipo?

No, hay libertad de expresión y todo el mundo puede opinar lo que quiera, así mientan. Porque muchos mienten y engañan, pero yo respeto, cada uno en lo suyo y no me meto absolutamente con nadie.

62 En el 88 casi pasás otra vez a Boca, y terminaste retirándote, ¿qué pasó?

Estaba en Israel y Alegre y Heller volvieron a la carga para contratarme. Se fijó un dinero, la gente de Boca lo aceptó, pero después la gente de Israel pedía más y más y más, y así fue durante 6 o 7 días. Como yo estaba de traductor hebreo-español, en un momento sentí que podían pensar que me estaba llevando plata en ese tira y afloje, entonces dije “corto acá y no juego más al fútbol”.

63 ¿Cómo era el fútbol en Israel en los 80?

Semiprofesional, nada que ver con lo otro. Las bombas las veíamos de cerca, pero te acostumbrabas, caía un misil a 500 metros de tu casa y no te sorprendías, usabas máscaras de gas. Algunos amigos me decían: “¿vos estás loco, te vas del temblor a las bombas?”. Y bueno, fuimos creciendo y adaptándonos. Se ve que les gustaba cómo jugaba porque fui el primer extranjero en ir a la Selección.

64 ¿Y como DT cómo te fue?

Bien, dirigí al Maccabi Herzliya y al Haifa, que es el más conocido y donde estuve más tiempo. Ahí fui dos veces campeón y llegamos a cuartos de final de la Copa UEFA, tras eliminar al PSG en París. Nos ganó el Lokomotiv en la nieve de Moscú.

65 Habías dicho que, después del terremoto, no pisabas más a México, ¿por qué volviste?

Estaba dirigiendo en Israel y me llamaron desde México para hacerme una nota por los 20 años del título con el América. Me tuvieron 40 minutos, me preguntaron cuándo iba a volver y esas cosas, y yo les decía que no lo tenía en los planes. Cuando corté, mi mujer me pinchó un poquito: ¿por qué no te vas a visitarlos?

66 La misma de la frase “no vuelvo más”

La misma. Viajé a México y pareció como si nunca me hubiese ido, fueron dos días en los que aparecí en todos los medios. Me propusieron para dirigir, dije que no, a la semana otra vez, y mi mujer me decía: “la única manera de dirigir en México es vivir otra vez allá”. Los chicos aceptaron y allí fuimos. Dirigí al Veracruz y después ya nos quedamos.

67 Imagino que en una casa.

Imaginás mal: en un piso 14. Pasamos del 10 al 14. Hemos madurado, crecimos...

68 ¿No te gustaría dirigir en Argentina?

Hoy no, dirigir al América es un sueño que se me hizo realidad y ojalá dure muchos años.

69 ¿Por qué, históricamente, juegan tantos argentinos en México?

Porque la mayoría no fue sólo con la convicción de crecer en la parte económica sino de dejar sentado el buen nombre del fútbol argentino, y a medida que pasaron los años fueron llevando mejores jugadores, se hicieron técnicos y se quedaron.

70 ¿Cómo lo ves a Hugo Sánchez con la Selección?

Si se le hizo un contrato por cuatro años, hay que dejarlo trabajar y después juzgar cómo le fue. No tengo ninguna relación con él.

71 ¿Quién querías que gane en el Mundial pasado: Argentina o México?

Argentina, por supuesto. La noche anterior cenamos con La Volpe y tanto yo como mis hijos les decíamos que hinchábamos por Argentina. Nos quería matar.

72 ¿Menotti o Bilardo?

No me prendo en ésa. Tengo una muy buena relación con los dos: Menotti me dirigió y compartí cenas con él, lo mismo que con Bilardo. El fútbol argentino necesitó de esa diferencia para que muchos vivieran de eso.

73 Si no te escapabas con el terremoto, ¿tenías chances de jugar el Mundial 86?

Sí, pero para México. Me había hablado Bora, él quería que yo juegue, también gente de la Federación. Estaba muy ilusionado, pero bueno, me escapé así que no hubo más posibilidades.

74 ¿Comida argentina o mexicana?

¡Argentina! Igual, no como mucha carne, pero al flan con dulce de leche no te lo cambio por nada del mundo, tampoco las milanesas con papas fritas, la típica del jugador de fútbol.

75 ¿Mujeres argentinas o mexicanas?

Mi mujer, Liana, a los 50 está buenísima. La conozco desde los 8, éramos íntimos amigos y me seleccionaba las novias. Al final, aprendió a manejarme y me moldeó hasta que me llevó con ella

 

76 ¿Es más fácil el fútbol mexicano que el argentino?

La gente cree eso, pero es al revés, para mí es mucho más difícil el fútbol mexicano, se marca mucho a presión.

77 Otro deportes, aparte del fútbol.

El tenis. Siempre fui un enfermo del tenis y mi mujer juega muy bien, incluso ganó varias copas.

78 ¿Ibas a ver la Copa Davis?

¿Si iba? Era de los que me colgaba de las banderas en el Buenos Aires para ver la Davis, bien de futbolero, gritaba todo el partido y nos pedían que nos calláramos, nos querían echar, era quilombero. Vilas era mi ídolo total. Y me lo encontré en el lugar menos pensado.

79 ¿En dónde?

En la Polinesia. Luna de miel con mi señora y ¿a quién me encuentro? A Vilas, que se preparaba para el Abierto de Australia. Cuando mi mujer lo vio, dijo: “¡ay, Dios, qué luna de miel me espera!”. Y así fue: a la mierda mi mujer, la luna de miel, y estuve toda la semana pegado a Guillermo. Jugamos al fútbol, fuimos a bucear, todo el día juntos, lo veía y se me caía la baba.

80 ¿El mejor técnico que tuviste?

Hay un montón. No puedo dejar de nombrar a Máspoli, el primero, al Zurdo López, que me dirigió en Independiente y América y al Bambino Veira.

81 ¿Y el peor?

Dino Sani, el brasileño. Me limpió de Peñarol a mí y a varios jovencitos. Era un payaso. Lo peor es la falta de respeto, nunca tenés que dejar de ser humano.

82 ¿Qué es ser humano?

Saber manejarte con la gente de la misma manera, así sea un jovencito o un tipo grande. No cuidarte con el tipo de experiencia porque tenés miedo de que después vaya a hablar con los directivos y al de abajo ensuciarlo, eso no.

83 ¿Al Bambino dónde lo tuviste?

En All Boys. El primer día en el club jugué 15 minutos, vino el Bambino, me abrazó y me dijo: “Nene, usted es más que Maradona”. Y salís agrandado, te la creés. Lo agarró a Ramos Delgado, que trabajaba con la defensa, y le dijo: “vamos a encerrarlo a este pibe, hay que firmarlo ya”. Todas buenas, con el Bambino son todas buenas, un tipo que sabe transmitir las cosas.

84 ¿Alguna charla técnica que recuerdes especialmente?

A mí me aburrían las charlas, los técnicos hablan mucho, demasiado, y sobre todo antes de los partidos. Antes del partido tenés que estar metido en lo que se va a jugar y que te hablen un minutito y nada más, porque el jugador no te escucha, quiere ir a jugar.

85 ¿Cuánto duran tus charlas?

Yo no hablo más de 30 segundos. Todo lo que no hacés en la semana no lo podés hablar un rato antes del partido.

86 Pero puede haber una arenga, algo motivacional...

¿Más motivación que jugar al fútbol necesita el jugador? ¿Más motivación que la plata que gana, que los vean por la tele? No jodan. Eso es un verso. Yo no ando con cuentos. A mí no me gustaba que me cuenteen y yo no le voy a cuentear nunca a un jugador. ¿La charla técnica es para que la directiva, que está sentada, vea todo lo que sabés y lo muestres en láminas? No, a mí no me va. Les digo: “Muchachos, es un partido importante, vamos a hacer lo que trabajamos en la semana”. Y se acabó.

87 ¿En la semana sí les hablás?

Estoy toda la semana trabajando, les muestro videos sintetizados, les manejamos entrenamientos adecuados al equipo con el que nos vamos a enfrentar, ¿entonces qué querés decirles después, qué querés inventar? Es un verso. Algunos te tratan de convencer con lo que no hiciste en la semana y yo soy un convencido de que si no lo hiciste en la semana es imposible con el verso.

88 ¿Cuál es la clave para ser un buen DT?

Ser derecho y no mentir. Al jugador de fútbol no le gusta que le mientan. Ante todo eso. Y después tener los conocimientos necesarios de fútbol y capacidad para transmitirlos. Un jugador te está probando minuto a minuto en cada entrenamiento. Y lo que menos se banca un jugador es que le mientas. Si tenés que cagarlo a pedos en la cara de frente va a decir: “éste es un hijo de puta, pero me lo dijo en la cara”.

89 ¿El DT debe saber más de grupos o de fútbol?

Tiene que saber mucho de fútbol, sobre todo saber transmitirlo, pero si no hacés grupo en ningún trabajo que haya más de 10 personas, si no sabés armar, organizar, crear un liderazgo sobre ciertas personas, es imposible que te vaya bien.

90 Alguna anécdota divertida en una charla.

Jugaba con el Macabi Haifa la final de la Copa de Israel, estadio lleno. El que ganaba clasificaba a la UEFA e iba un millón de dólares al bolsillito del dueño. Estaba el dueño del equipo en el vestuario. Yo siempre me confundía con la pronunciación de un apellido y cuando doy la charla me confundo, levanto la cabeza y veo a dos disimulando la sonrisa. Entonces empecé a los gritos: “Ah, se están riendo hijos de puta, vayan ahora a la cancha y quiero ver como se ríen allá adentro”. El dueño se puso blanco. No sabía que hacer. El me había pedido dar unas palabras de incentivo y daba para decir nada. Yo se los dije medio en joda y medio en serio, vos tenés que estar siempre atento a ver cómo los picás a los jugadores para que salgan impecables al partido. A veces una charla técnica no vale tanto como un gesto o una reacción. Y a mí se me ocurrió en ese momento reaccionar así. Se hizo un silencio total. Ganamos 2-0 la final. El dueño del equipo después me dijo: “te quería matar, hacía un año que dirigías y saliste con una cosa así, pensé que estabas enfermo”.

 

91 ¿Un grupo de jugadores puede voltear a un DT?

Claro, por supuesto. Los jugadores hacen y destruyen al técnico. Siempre digo algo: ganan los jugadores y pierde el técnico. Son ellos los que ganan los partidos porque entran a la cancha. Y si se pierde, el jugador tiene que sentirse protegido todo el día por el técnico.

92 ¿Puede ser a propósito que lo volteen?

Si los jugadores no lo quieren, si no están muy a gusto, si no les gusta lo que se dice en la charla, no salen con la convicción necesaria de hacer las cosas como deben.

93 ¿Cuáles son los requisitos básicos de un goleador?

Nunca fui un goleador, yo metía goles porque era un caradura, me metía al área y la empujaba.

94 Los tres mejores jugadores del mundo hoy.

Kaká, Messi y Mascherano.

95 ¿Pelé o Maradona?

Maradona, lejos. Tuve una gran relación con el Negro, me quiso llevar al Cosmos con él. Nadie puede discutir que lo que hizo Diego, y cuándo lo hizo, no lo puede repetir nadie, ni de antes ni de después. Como persona me ha demostrado que es un tipo fiel, muy derecho. Es imposible robarle el número uno del mundo.

96 ¿Cómo está Argentina hoy en el mundo?

Desgraciadamente, segunda, detrás de Brasil. Odio que Brasil esté por encima nuestro, pero es así.

97 ¿Mantenés contacto con el Vasco Aguirre?

Sí, un tipazo, me tocó jugar con él, fuimos campeones. Sabe mucho de fútbol, y cuando podemos, hablamos. Ahora, en el Atlético, le está encontrando la vuelta. Si tenés idea, no te puede ir siempre mal como técnico. Tampoco siempre bien.

98 Tu momento más emocionante en el fútbol.

Dirigía al Maccabi Kfarkana, un equipo de segunda de Israel, mi estreno como DT. Vino el dueño a ofrecerme el cargo y le dije que me interesaba siempre y cuando me permitiera mostrar que a través del fútbol podía darse un mensaje de paz y que convivieran en un equipo judíos y musulmanes. Me contestó que estaba loco. “Posiblemente, pero si usted está más loco para contratarme, lo probamos”, contraataqué yo. Entonces hubo una reunión en Kfar, el pueblo, se hizo una votación y los 10 mil habitantes aceptaron la propuesta. Tan grande es Diosito que yo, que nunca había dirigido nada, tomé ese equipo que peleaba por no bajar a tercera y lo ascendimos invictos.

99 ¿Cómo era la relación en el plantel?

Maravillosa. Al cuarto día nos fuimos de pretemporada a Rumania, no había mucha guita, y en eso el dueño entra a mi habitación y no entendía nada: yo tirado en la cama tomando mate y los demás alrededor escuchando. Increíble. La mejor historia que tengo del fútbol es ésta. Ibamos a jugar a territorio israelí y como estaba yo no había puteadas. Ibamos a jugar a territorio árabe, y como la mayoría era musulmana, no pasaba nada. Un caso único, no creo que se repita.

100 ¿En qué les hablabas?

En hebreo, que lo aprendí desde chico y lo hablo perfecto. Y también sumé algo de árabe. Aparte, tengo buen verso... Igual, el idioma del fútbol es universal.