Las Entrevistas de El Gráfico

"La fama pesa, pasa y a veces confunde"

Una entrevista de hace algunos años con uno de los arqueros que más emocionó a los argentinos. Su salto al periodismo, las mil y una de Bilardo, su relación con el Coco y Passarella y un repaso por su extensa trayectoria.

Por Diego Borinsky ·

16 de enero de 2008
Reportaje publicado en El Gráfico en la edición de octubre de 2002
 
1 ¿Mano a mano con un delantero o con un entrevistado? Con un entrevistado. El delantero tiene la pelota y decide. Ahora la pelota, que es el micrófono, la tengo yo. Es más fácil.
2 ¿Por qué elegiste ser periodista en vez de entrenador o empresario? Nunca me sedujo ser técnico o empresario, prefería ser preparador de arqueros, una profesión que acá no está muy desarrollada. El periodismo deportivo siempre me gustó. Decidí encararlo seriamente, estudié y empecé con la filosofía de Merlo: paso a paso.
3 ¿Fuiste buen alumno? Muy bueno. La fama me aumentó la responsabilidad. Sin pecar de pedante, sabía que no era uno más. No quería que los pibes pensaran que venía a garronear el título por mi nombre. Aumenté la exigencia e hice el curso a full en el instituto de Quique Wolff.
4 ¿Por qué tu viejo no te quería poner el día que debutaste en el Lima Fútbol Club? Por el “qué dirán”. Los otros jugadores lo convencieron de que yo parecía buen arquero, nadie iba a pensar que jugaba por ser el hijo del técnico. Debuté con un empate contra Central Buenos Aires, a los 15 años, y luego salimos campeones. Lima FC tiene sólo dos títulos: ése de la Liga Zarateña y uno nocturno.
5 ¿Extrañás algo de tu época de jugador? Ahora no, pero al principio fue duro. Esta profesión se acaba a los 30 y pico, cuando el resto de la gente se consolida en lo suyo. Un domingo dejás de jugar y el lunes se te terminó todo. Pueden servir los consejos, pero el duelo es tuyo, intransferible.
6 ¿Te sentías apichonado en medio de aquellos monstruos que ganaron todo con el River 86? No, fue muy lindo. Me tocó jugar mucho. No en la Libertadores ni en Tokio, pero sí en el torneo local. Estaban Alonso, Gallego, Alzamendi, Ruggeri, Pumpido… Demasiados tipos con trayectoria, cosa que hoy no se da porque el mercado cambió. Es imposible retener a las figuras.
7 ¿Quién era tu consejero? El Tolo Gallego. Llegué solo a la gran ciudad y me contuvo. Me llevaba y me traía del entrenamiento, comía en su casa, me hablaba mucho… El Tolo ya era campeón del mundo y esa sencillez no sólo me ayudó, sino que me deslumbró y me sirvió de ejemplo.
8 ¿Cuál fue la charla técnica que más te pegó? No por el contenido, sino por la seguridad del entrenador. Antes de jugar con Italia, en el Mundial 90, Bilardo dijo: “Si me dan bola, este partido es el más fácil”. Los tenía muy estudiados. Fue nuestro mejor partido. No importó que ellos fueran locales ni que se tratara de una semifinal del mundo.
9 ¿Por qué fracasamos en el Mundial? Porque es fútbol. Una mala tarde te deja afuera. Argentina no llegó al Mundial con las individualidades en su mejor momento. Pese a que siempre fue un bloque, sintió el bajo nivel de Verón. Y no ligó nada. Con un cachito de suerte, a Suecia le metíamos tres.
10 ¿Está bien que le hayan renovado a Bielsa? Si analizamos todo el ciclo, está bien. Pero me sorprendió, acá somos resultadistas. Bielsa es un tipo inteligente y sabrá capitalizar la experiencia de los primeros cuatro años. Uno de nuestros defectos en la Selección es negar el valor de lo que hizo el entrenador anterior, siempre empezamos de cero. Con su continuidad zafamos de ese pecado.
11 ¿Nos está matando el síndrome post Maradona, como le pasó a Brasil después de Pelé? No me parece determinante. Con Diego perdimos un jugadorazo que nos marcaba diferencia con otras selecciones de similar potencial. Pero no creo que su ausencia incida hoy en el plano psicológico.
12 ¿Qué es más difícil: un Mundial o una eliminatoria? Esta eliminatoria es más fácil que el Mundial, no la que jugamos nosotros para USA 94, cuando una mala noche casi nos deja afuera hasta del repechaje. Ahora la jugás en dos años y hay casi cinco plazas para repartir entre nueve, porque a Venezuela siempre se le gana. Por menos diferencia, pero se le gana. En 18 partidos tenés revancha.
13 ¿Quién te hizo hincha de Independiente? Mi viejo. Me hizo socio no bien nací y me llevó a la cancha por primera vez. Un partido que le ganamos 2-1 a Chacarita, en el 68 o 69. Todavía no existía la tribuna Cordero alta.
14 ¿Bochini era tu ídolo? Admiré al Bocha, pero mi ídolo fue el Pato Fillol.
15 ¿Cómo fue tu primer contacto con el Pato? De ventanilla a ventanilla. En el 80 jugué el preliminar de un Argentina-Polonia con el Juvenil. Ese día pisé el Monumental por primera vez y me guardé de recuerdo el pastito que me quedó en los botines… Me iba con mi viejo por la Panamericana y nos pasó al lado el micro de la Selección. El Pato iba en la ventanilla y me saludó. Llegué a Lima con el pecho inflado… Al tiempo fui a River y me regaló los primeros guantes que usé en la Selección.

 
16 ¿Qué tal tu etapa en Defensores Unidos? Se me dio todo rápido. Jugué 3 meses en la Primera de Lima y me contrató Defe para la C. Ojo: año 80, cuando la C era la tercera categoría –no existía la B Nacional– y se cobraba un sueldo que hoy sería algo así como 1.000 pesos. No cualquiera era profesional a los 16 años. Dejé de depender de mis viejos y comencé a entrenarme a un ritmo profesional.
17 ¿En la C te imaginabas jugando un Mundial? No, ni siquiera lo imaginaba en el 86, ya en River. Cuando Argentina salió campeón en México salí a festejar por Lima. En una esquina me paró un vecino: “En el 90 vamos a salir de nuevo porque vas a atajar vos”. Me le reí en la cara. No salimos campeones, pero entré en el pueblo en autobomba...
18 ¿Cuándo empezó la cábala de orinar antes de las definiciones por penales? En Italia 90, contra Yugoslavia, y por necesidad. Reglamentariamente, ningún jugador puede abandonar la cancha entre el final del partido y la definición. Ese día hacía un calor bárbaro y había tomado mucho líquido. Tenía unas ganas bárbaras de mear y no podía ir al vestuario; así que ellos me taparon, me agaché e hice ahí. Después seguí el rito durante el ciclo de Basile.
19 ¿La hacías solo en la Selección o también en los clubes? También, sobre todo en Olimpia.
20 ¿Nunca te tocó el antidoping y te quedaste tres horas por haber hecho pis antes de la definición? No. Justo salí sorteado contra Yugoslavia, pero zafé rápido.
21 ¿Cuántos penales atajaste? No sé. Pero con la Selección gané las 5 definiciones que jugué: dos en Italia 90, dos en la Copa América y contra Dinamarca por la Artemio Franchi. Y con los clubes perdí una sola: en Cerro Porteño, contra Barcelona de Ecuador. Atajé cuatro, pero desviamos cinco.
22 ¿Eras de hablarles a los pateadores? Nunca. Me saqué una sola vez, en un Olimpia-Colo Colo. Para ellos atajaba Ramírez, otro capo para los penales. No me acuerdo el nombre del tipo (Hisis), pero antes de empezar me dijo: “Vos en Italia atajaste penales de culo”. Arrancamos y Ramírez ataja el primero. Tiran ellos y gol. Tiramos nosotros y otra vez ataja Ramírez. Viene el tipo éste, patea mordido, me roza la pierna y entra. Se fue para el medio cagándose de risa y yo explotaba de calentura. Pero metimos los tres que faltaban y yo atajé el tercero, el cuarto y el quinto. ¡Para qué! Salí disparado para gritárselo en la cara. Y cuando llego me extiende la mano y me dice: “La verdad, sos un fenómeno”. Me cagó. No lo pude gastar.
23 ¿Quién es el mejor arquero del mundo? Algunos son buenos en el mano a mano, otros en el juego aéreo… Oscar Córdoba es muy completo, igual que Oliver Kahn. Iker Casillas pinta lindo. Es pibe, ataja en un arco que pesa 700 kilos y ya jugó un Mundial. En el Real está haciendo la experiencia bajo fuego. Igual que Saja, el mejor de los de acá.
24 Tu papelón más grande como jugador. Siendo suplente de River, salí del banco para festejar un gol de la Libertadores 86, pisé una valla y me esguincé. Por suerte no tuve que entrar...
25 ¿Y el gol más tonto que te comiste? Podría ser aquel de Bustos, contra Platense. Pero el más boludo me lo hicieron en Ciudad Juárez, México, jugando un amistoso con River. Es una zona desértica, de césped muy ralo, y las líneas eran zanjitas. Me patearon un tirito, me agaché para embolsarla, picó en la zanjita del área chica y me pasó por arriba. Si me pasaba acá, me tenía que matar.
26 ¿Sos medio Mariana Nannis para comprar ropa? Noooo... me la compra mi señora. Me gusta vestir bien, pero no uso marcas carísimas.
27 ¿En las concentraciones eras de los tranquis o de los quilomberos? De los jodones. La más pesada que hice casi termina en desgracia. Fue a Galíndez, el masajista de River. Era miedoso con las armas y yo tenía una pistola que usaba para tirar en el campo. Una noche me aseguré de que estaba descargada y lo empecé a joder, sabiendo que el Tano Gutiérrez estaba escondido con otra de cebita. Cuando le apunté, el Tano tiró con el suyo, acompañando mi movimiento con su sonido. Galíndez pensó que le había tirado en serio. Se puso blanco del cagazo, cayó desplomado, le subió la presión y tuvo que atenderlo el doctor Paladino.
28 ¿Bilardo te obligó a entrenar el día de tu casamiento? Sí. Tenía fecha en el Civil para el jueves 14 de diciembre de 1989, así que le avisé en el entrenamiento del miércoles. “No hay problema, Goyco. Casate al mediodía y a las cuatro te espero en la cancha auxiliar de Vélez”. Y bué…
29 ¿Cómo calificás tu etapa en Olimpia? Espectacular. Le agarré el gusto a vivir en Asunción y eso se reflejó en la cancha. Fuimos subcampeones de la Conmebol, anduvimos bien en la Supercopa y muy cerca del título local. Dejé muchos amigos, voy seguido a visitarlos.
30 ¿Por qué te bautizaron Rambo? Me lo puso un diario cuando estaba en Cerro Porteño, aquella noche que ataje 4 penales pero erramos 5.

31 ¿Cómo fue tu niñez en Lima? Hermosa. No había los problemas de inseguridad de hoy. Crecí en un pueblo de puertas abiertas, de canchitas en cada esquina. Y con una libertad de movimiento que hoy no puedo darles a mis hijos.
32 ¿Tu pibe es futbolero? Le encanta, pero no sé si será futbolista. Juega para divertirse en el Centro Galicia, cerca de casa. Está bueno para que se desarrolle con el deporte y conozca a otros chicos, más allá de sus compañeros de escuela.
33 A propósito, ¿es cierto que en la escuela te la pasabas dibujando arcos y tribunas en los cuadernos? Sí. Arcos, tribunas con gente, carteles de publicidad, jugadas. Algunas materias no me gustaban y se me daba por dibujar en clase.
34 ¿Por qué no anduvo bien el Juvenil que fue a Australia? Con jugadores como Burruchaga, Martino, el Turco García... Eramos grandes individualidades, pero no le encontramos la vuelta como equipo. Un viejo misterio del fútbol.
35 ¿Cuántas veces te hicieron la pregunta “Goyco, cuál es el secreto para atajar penales”? Millones y en muchos idiomas. Cuando estaba en actividad, decía que lo iba a contestar después del retiro. Pero no hay secreto. Es una conjunción inexplicable de lo anímico, lo psicológico y lo técnico. Necesitás una gran salida de piernas porque es una jugada que no permite caminar el arco, hay que dar un paso y volar. Luego juegan la personalidad, la frialdad, la intuición... Saber que el pateador carga con la responsabilidad. Y que vas a atajar los penales que vayan a 60 centímetros de los palos. Entre el palo y los 59 centímetros, olvidate.
36 ¿Hay algún turro que te dice “vos atajaste todos, menos el de Brehme”? No con mala leche, pero sí con pena. Hasta yo me asombro de la relación con la gente, es algo especial. En una definición por penales, donde las pulsaciones están a mil, me metí en el corazón de los hinchas como una daga. La gente todavía me agradece las atajadas y me dice que en el 90 fuimos campeones. Mentira: salimos segundos.
37 ¿Te costó absorber aquella fama? Sí… Me costó y me cambió la vida. Nadie está preparado para la fama, sencillamente porque nadie es famoso antes de serlo. No me desequilibró como persona, pero me movilizó cosas internamente.
38 ¿Tu mejor atajada? Una doble contra Chacarita, a Giachello, en el 85. Le tapé abajo, me cabeceó el rebote al otro ángulo, volé de palo a palo y la saqué.
39 ¿A quién culpás por la campaña de difamación del 88, cuando se frustró el pase de River a San Lorenzo y llegó a decirse que tenías sida? No hubo un culpable. Tuve un grado artrítico infeccioso, un desprendimiento externo clavicular izquierdo. En el afán de reservar el diagnóstico, porque podía pensarse que si tenía artritis ya no servía más, los médicos no lo decían. Se creó un manto de duda y ahí fermentaron los rumores. Todo se potenció con un título de El Gráfico: “La extraña enfermedad de Goycochea”. Que era extraña, porque nadie lo explicaba bien. Entonces salió lo del sida y un montón de cosas… El error fue no decir la verdad con todas las letras. Cuando tenés una infección así no te dejan ni correr. Si te golpeás la cabeza, la infección puede ir ahí.
40 ¿Qué enseñanza te dejó esa experiencia? Una situación así te marca a todo nivel. Parecen frases hechas, pero te das cuenta quién estaba cerca porque te quería y quién por conveniencia. Tomé conciencia de que integraba un medio carnicero. A pocos les interesó cómo quedaba parado Goycochea, pensaban en la transferencia. Un año y pico después tuve la revancha en el Mundial. Menos mal, si no andá a saber cuánto tiempo hubiera cargado con la cruz.
41 ¿Es cierto que tu vieja te llamó llorando para pedirte que le dijeras la verdad? Sí. Ahí me quebré, cerré todo y me fui a Lima. Sin querer ser discriminatorio, en esa época todos teníamos la cabeza muy cerrada y decir sida era decir drogadicto u homosexual. Fui y le expliqué todo.
42 Cuando el pase se cayó, ¿Santilli te fletó a Colombia para no arriesgarse? Santilli no tuvo nada que ver. Menotti había traído a Comizzo y fue muy sincero: lo quería para titular y yo necesitaba una pretemporada para ponerme a tono y pelearle el puesto. Por eso acepté la oferta de Millonarios.
43 ¿Por qué terminó abruptamente tu carrera en Colombia? Mataron a un juez de línea por las apuestas clandestinas. Jugaron Independiente de Medellín con América de Cali. Parece que levantó mal la banderita para Independiente y a la semana siguiente le tocó jugar en Medellín. A la salida del hotel se le cruzó una camioneta 4x4 y lo fusilaron. Obviamente, se suspendió el campeonato y no volví más. Fue a fines del 89 y tenía que presentarme en la Selección.
44 ¿Qué sentiste cuando tuviste que entrar por Pumpido ante Unión Soviética? Nada, no tuve tiempo. Entré más nervioso al partido siguiente.  Tuve tres días para pensar en la responsabilidad.
45 ¿El partido con Brasil fue el que más te cagaron a pelotazos? El primer mano a mano fue a los 10 segundos... Hubo un Newell’s-River, en el 86, que fue peor. Saqué como una docena de mano a mano. Aunque perdimos 1-0 fue mi mejor partido. Aquel de Brasil tuvo trascendencia internacional, pero si computás sólo las situaciones, a ése Newell’s-River no hay con qué darle.
46 ¿Qué te dice la fecha 28 de febrero de 1998? Jugué mi último partido: Unión 2-Newell’s 3, por el Apertura.
47 ¿Sabías que era el último? No. Atajé porque lo habían echado a Nacho González. Y después tomé la decisión.
48 ¿No merecías retirarte de otro modo? Tal vez, pero la vida te enseña que hay cosas que son únicas e irrepetibles. No podés poner a prueba tu estructura psicológica por algo inmodificable. ¿Para qué me voy a dar máquina con el penal de Brehme si ya no lo puedo atajar? Claro que me hubiera gustado retirarme en la cancha. O con un partido homenaje. Pero cuando dije chau estaba convencidísimo. El paquete venía así y le hice el nudo.
49 ¿Cómo fue ser el “marido” de Nacho González en Rosario? Bárbaro. Ni un sí, ni un no. Vivíamos en un hotel, ya que nuestras familias se quedaron en Buenos Aires por el colegio de los chicos. Estábamos las 24 horas juntos, nos matábamos entrenando y luego decidía el técnico de Newell’s.
50 ¿Fue un error ir a Vélez con Chilavert y Cavallero? Sí. Me la jugué porque decían que Chila estaba vendido, pero se quedó y soné. En Vélez comencé a retirarme. Quedé como tercer arquero y me enfrié. Perdí el training de la competencia y de las presiones. Diferente hubiera sido si era suplente, porque hubiera mantenido la ilusión de jugar.
51 ¿Tuviste algún choque con Chila? No. El sabía que yo no era competencia. No corrían los egoísmos, estaba todo claro. Es más, hacíamos dupla en el tenis-fútbol y les pasábamos el trapo a todos.
52 Nombrá tres monstruos que fueron compañeros tuyos y tres que enfrentaste. A Maradona lo anoto para los dos lados, fui su compañero y lo enfrenté. A favor sumo a Francescoli y al Tolo Gallego. Y como rivales a Lineker y Pelé.
53 ¿¡Jugaste contra Pelé!? Sí, para el cumple 50 del Negro. Me invitaron para integrar el Resto del Mundo que enfrentó a una selección de Brasil. Fue en octubre del 90, en Milán. Pelé me pateó un tiro y se lo atajé. Lástima que no tengo ni una foto.
54 ¿Qué recordás del repechaje con Australia? Que nunca jugué un partido tan tensionado como la revancha en Buenos Aires. La prensa dijo que clasificamos entrando por la ventana, así que imaginate si quedábamos afuera. Sentí más presión ese día que en la final del mundo.
55 ¿Te quedaste con los guantes del 90? Tengo los de la final, justo los que no atajaron el penal… Los de Yugoslavia se los tiré a la gente. Y los que usé contra Italia se los regalé a Adrián Paenza. Antes del partido me dijo: “Vamos a empatar, vamos ir a penales, vas a atajar dos y me vas a regalar los guantes.” ¿Cómo no se los iba a regalar si acertó todo? El asunto es que me quedé con los guantes que no atajaron ningún penal.
56 ¿Qué le dirías al arbitro Codesal si te lo volvieras a cruzar? Nada. ¿Qué le voy a decir: te equivocaste, jugaste influenciado, sos un desastre, te bajaron línea? Ya no sirve.
57 ¿Hubo gente que lucró con tu fama en el 90? Uff… Hicieron pósters, muñequitos, remeras, de todo. Pero yo quedé afuera, no vi un mango, salvo un arreglo para sacar una línea de guantes.
58 Ahora que pasó el tiempo, ¿a Sanfilippo no tendrías que haberle puesto una mano en el programa de Neustadt? No, al contrario. Actué como me lo indicó mi educación. No le hice nada y mirá lo famoso que se hizo…
59 ¿Le guardás rencor a Basile porque no te puso en USA 94? No. Me molestó el tratamiento que le dio a la decisión, no la decisión en sí. Yo podía llorar o patalear, pero si él me decía que lo veía mejor a Islas, listo, a otra cosa. No me gustó enterarme un día antes, en el reconocimiento a la cancha. Intuía que él no se animaba a decirmelo, tal vez por la trayectoria que yo tenía en la Selección. Si lo hubiera dicho una semana antes, no pasaba nada. Pero hoy está todo bien. Me puedo juntar a tomar un café como si nada.
60 ¿Y cómo quedó tu relación con Islas? Nunca tuve relación con Islas. No fui su amigo, pero tampoco su enemigo. Sólo compañeros de trabajo peleando por un puesto. En Japón, cuando el Coco lo citó por primera vez, reunimos al plantel para decirles que nos íbamos a romper el culo por jugar, pero que queríamos evitar el conventillo dentro del grupo. Que todos tuvieran libertad para charlar con cualquiera de los dos, que el otro no iba a pensar que estaban conspirando contra él. Lo hicimos en beneficio de la camiseta de la Selección. Sabíamos que se iba a armar una ola mediática y queríamos evitar el puterío barato.

 
61 ¿Qué vestuario fue peor: el 0-1 con Camerún o el 0-5 con Colombia? Esta es brava… Los días que pasamos entre Camerún y Rusia fueron los peores que recuerdo en una concentración. Pero me pegó más lo de Colombia porque fui titular. A eso le sumo la puñalada de la gente gritando “ole” cada vez que la tocaban los colombianos. Del 0-5 hasta el repechaje pasaron 40 días. Durante 40 noches nos despertamos pensando en el repechaje. El Mundial, en cambio, no te deja pensar.
62 ¿Nunca te arrepentiste de haber hecho la publicidad de Telefónica donde decías “mucha gente se quedaría sin palabras si yo hiciera esto” y te metías un gol en contra? No, pero me dio bronca la casualidad. La grabé seis meses antes y salió al aire una semana antes de que me comiera el gol zonzo de Bustos. Y viste cómo es el hincha: “En vez de entrenarse, hace publicidades”. Al contrario, estoy orgulloso de haber sido la cara de un montón de firmas. Es un aval a la imagen deportiva y personal que supe construir.
63 ¿En 1999 dejaste tu trabajo de entrenador de arqueros en Colegiales porque te apretó un barra brava? A ver… Tenía buena onda con el Tano Passini, me quedaba cerca y me ofrecí a darle una mano dos veces por semana. Un miércoles estaba viendo Flandria-Colegiales y uno me gritó algo de lejos. “Si tenés algo que decir, vení acá y decímelo en la cara”, le contesté. Al otro día me estaba esperando en el club con tres tipos; un cagón. No me pegaron, sólo discutimos, pero entré en el vestuario y le dije al Tano: “Gracias por todo, me voy a tomar mate con mi señora”.
64 ¿La fama pesa o la fama pasa? Pesa, pasa y a veces te confunde. Si no la asimilás, pesa. Llegás a creer que el mundo es eso frívolo que te toca vivir. Después pasa. Sólo perduran las excepciones.
65 ¿Qué te dejó el paso por el Inter de Porto Alegre? Anduve bárbaro, fui capitán y disfruté mucho. Lástima que hubo un cambio de técnico a fin de contrato. Trajo su banda y me tuve que ir, pese a que el presidente quería renovarme. Me decían “el pega penaltis”, vendían vinchas con mi imagen y esa leyenda. En Inter no me tocó ninguna definición, pero le atajé uno a Romario en el Maracaná.
66 ¿Jugar en Mandiyú fue un error? Sí, otra macana. No me interioricé sobre el proyecto, que fue el primer emprendimiento privado, aquel de Roberto Cruz. Me sobrellevó el sentimiento de quedarme cerca de la Selección. En determinados niveles de profesionalismo no podés estar en la puerta de un hotel esperando una autorización para entrar; ver sufrir a tus compañeros porque no les entregan un vale que necesitan para comer o tener que regarte el área antes del entrenamiento porque nadie se encarga. Mandiyú era un escritorio. No había club ni estructura. Y encima le alquilé la casa al peor tipo de Corrientes, un sinvergüenza de primera categoría que me hizo pasar uno de los momentos más ingratos de mi vida.
67 ¿Qué pasó? El club debía pagar el alquiler. Como se atrasó, le dije que me hacía cargo de la deuda, aunque no me correspondía. Para eso debía cobrar el anticipo de mi contrato con el Inter. Salí en camioneta hacia Buenos Aires y me paró la policía. El guacho me había metido un embargo contra la camioneta. Estaba relacionado con la política y quiso ganar chapa conmigo. Pasé una vergüenza bárbara en Curuzú Cuatiá, al entrar en la comisaría. Como el club era un desastre, ni siquiera pedían recibo de lo que pagaban, así que puse hasta la guita que ya le habían pagado. La joda me salió 54.000 dólares. Recuperé la camioneta embargada tres meses después. Y no estaba en la comisaría, ¿eh? La tenía el tipo ése en la casa.
68 ¿Te decían muchas cosas los rivales después de la publicidad de calzoncillos Eyelit? ¿Sabés que no? En el momento fue osado. Ya era osado que la hiciera un jugador. Casi nadie hacía gráfica.
69 ¿Seguís teniendo un camión Dodge de guerra? Sí. Año 62, americano. Lo compré en Arrecifes hace cuatro años. Lo puse a punto y lo uso los fines de semana, aunque ahora entré en la duda porque gasta 30 litros cada 100 kilómetros. Lo llevo a Necochea para las vacaciones. Me gusta manejarlo por la ruta. Es mi hobby.
70 Un amigo que te dejo el fútbol. Pablo Pozzutto, que ahora está en Malasia. Jugamos juntos en Mandiyú, soy padrino de su hija y nuestras familias se llevan fenómeno.
71 ¿Tu asignatura pendiente? Retirarme jugando.
72 La cancha más jodida en la que jugaste. La de Victoriano Arenas. ¡Qué me vienen con la Bombonera o el Maracaná! Ahí fui con Defensores, en la C. Caímos para jugar un partido clave, en el 81. Ellos tenían que ganar porque si no descendían. Yo era conocido, ya estaba en el Juvenil. Llegamos temprano y se me dio por tomar sol a un costado. En un momento se me nubló, abrí los ojos y eran dos monos: “Mirá que Victoriano hoy tiene que ganar, ¿eh?”. Ganaron porque fueron mejores, pero si no hubiera tenido que meterla yo de cabeza…
73 ¿La pelota no se mancha? Maradona tiene razón. La pelota es purísima, inmaculada.
74 ¿Tenés pasión por otro deporte? No, pero me engancho con los grandes acontecimientos: Los Pumas, el básquet. Pasión por ver, no por jugar.
75 ¿Cuál sería tu primera medida si fueras presidente de la AFA? Mantendría los torneos cortos, pero eliminaría los promedios, más allá de que con River nos salvamos gracias a eso en el 83, cuando terminamos anteúltimos.

 
76 ¿Tenés asumido que aunque ganaste varios títulos en River y 5 con la Selección, la historia te minimiza como un atajapenales? Soy un agradecido, los penales son parte del juego. Me enorgullezco cuando me dicen que le pusieron al hijo Sergio Javier por mí, que se quebraron una pata festejando el último penal con Italia… No todos los que le dieron cosas a la Selección tienen el reconocimiento que yo disfruto a diario.
77 Tuviste una época en que las mujeres se te tiraban encima. ¿Hubo algún acoso desmedido que se pueda contar? Un día salí con mi señora del programa de Susana Giménez y nos empezó a seguir un auto. En un momento paramos y se bajaron dos chicas. Les firmé, sacamos fotos y les di un beso. Todo bien hasta que una la mira a mi señora y le dice: “Y vos lo podrías dejar un poquito solo, ¿no?”. Mi mujer casi le salta a la yugular.
78 ¿Cómo manejó el grupo lo del doping de Maradona en USA 94? Fueron horas durísimas, inmanejables. Al mazazo anímico se le sumó la pérdida futbolística irreparable. Basile había sido clarito: “Voy a armar el equipo alrededor de Maradona”. Que no era el del 86, obvio, pero que seguía siendo un as de espadas. Y Coco le encontró la vuelta perfecto. Nunca me voy a olvidar cómo lloraba Diego en su pieza. Estábamos como en un velatorio. Contra Bulgaria jugamos con la cabeza en otro lado. Fuimos de Boston a Dallas con un pantalón corto y dos remeritas porque creíamos que volvíamos, que salíamos primeros o segundos y jugábamos en Boston. Nadie pensó que la derrota nos iba a dejar terceros para tener que ir a San Francisco. Con Rumania levantó el ánimo, pero no fuimos lo que éramos. Estábamos nocaut parados.
79 ¿Cuál es el mejor jugador del mundo? Zidane, aunque le falta más continuidad. Rivaldo se le parece en dos cosas: calidad y discontinuidad.
80 ¿Cuántas veces te agarraste a trompadas con un compañero? Ninguna. Discutí con varios, pero nunca me fui a las manos.
81 ¿Qué cambiarías del reglamento del fútbol? Pondría la posición adelantada a partir de los dos metros, bien alevoso, con lo cual cambiaría tácticamente todo. E incorporaría el apoyo de la televisión para las decisiones clave del árbitro.
82 ¿La ciudad que más te impactó? Jerusalén. Para un católico es muy pero muy fuerte.
83 ¿Lloraste muchas veces por el fútbol? Dos. Después del 0-5 con Colombia y luego de debutar en el Mundial 90, aunque esa vez fue una mezcla de sentimientos: alegría por lo mío e impotencia por la fractura de Pumpido.
84 ¿Te arrepentiste de haber aceptado una invitación de Melina, la hija de Yabrán, después del Mundial 90? No. Fui con Juan Destéfano aceptando una invitación para comer un asado. Me regalaron una medalla que aún conservo y conocí a la familia de esa chica que me admiraba. Al tiempo, cuando leí una nota de Yabrán, me enteré bien de dónde había estado. Decía que uno de sus tesoros personales era la camiseta que yo le había regalado. Luego de su muerte me vinieron a buscar los medios. Querían que mostrara la medalla para fotografiarla –puntualmente la revista Noticias– y me negué porque era una cuestión amarillista que no tenía nada que ver con nada.
85 ¿Cuál fue la invitación más exótica que recibiste luego de Italia 90? Exótica ninguna, pero me arrepentí de no aceptar una para ir a San Sebastián y conocer el pueblito de mis bisabuelos. No me dio el tiempo.
86 Un golpe duro fuera del fútbol. La muerte de mi abuela. Pasó cuando estaba en Olimpia y no pude venir. No era una abuela de dos domingos, sino que vivió en casa y fue mi segunda madre durante mis primeros 17 años, en Lima. Aún no lo asumí.
87 ¿Qué técnico recordás con más aprecio y qué técnico recordás con más odio? Tengo un gran cariño por Roberto Perfumo, lo tuve en Racing y Olimpia. Gran tipo, muy preocupado por el costado humano del jugador. Con Griguol me quedó algo atragantado. Llegó a River en la temporada 87/88 y dijo que todos arrancábamos de cero. Pumpido se lesionó antes de empezar el torneo y yo jugué bien como 17 fechas. Cuando Nery se mejoró, lo puso a él. No me gustó y se lo planteé. Arrancando todos de cero, yo había aprovechado la oportunidad. Y él no respetó su propia palabra.
88 La principal enseñanza que te dejó tu viejo. Todo. Me mostró la escala de valores con hechos, no con dichos. Y también destaco sus actitudes cuando le tocó ser el papá de un famoso.
89 Un técnico actual con el que te identificás. Manuel Pellegrini. No tiene sanata con la prensa. Respeta a los jugadores. Baja un mensaje sencillo. Me gusta su propuesta de fútbol. Bielsa también me llena. Si fuera DT trataría de parecerme a ellos.
90 El trabajo más raro que hiciste. No hice otra cosa que jugar al fútbol y trabajar en los medios.

91 ¿Creés en la psicología aplicada al fútbol? Sí. El atleta de alta competencia necesita asistencia. A los 17/18 años se topa con responsabilidades muy grandes. Necesita algo más que condiciones naturales para absorber silbidos, aplausos, la presión de la prensa, lo que genera la popularidad.
92 ¿Cómo quedó tu relación con Ruggeri? Estoy distanciado. Tuvimos un problema, ambos sabemos bien qué pasó y punto. Tengo la conciencia muy tranquila. Se hizo un préstamo contra una propiedad y se quedaron con la propiedad porque el negocio de mi suegro salió mal, así que de amiguismo no hay nada. (N. de la R.: Ruggeri le prestó un dinero al suegro de Goyco, que puso un campo como garantía). Estoy tranquilo con mi conciencia, puedo mirarlo a la cara y sentarme públicamente con él para hablar de lo que quiera.
93 ¿Una mala persona puede ser un gran futbolista? Sí. Conozco ejemplos, aunque no los voy a decir. Algunos, como Francescoli, son fenómenos en todos los planos. Ser buena persona no te ayuda a ser gran jugador, pero te sirve para cosechar afuera de la cancha.
94 Sos de la clase que fue a Malvinas, ¿qué marca te dejó eso? Conozco un chico de Lima que se salvó en el hundimiento del General Belgrano. Lo viví muy mal, pese a que me salvé del servicio militar por número bajo. Temía que puedieran llamarme si se prolongaba el conflicto. Somos una generación muy marcada. Por ese conflicto y por la adolescencia vivida durante la dictadura.
95 Lo mejor de tu paso por Racing. Me dio la oportunidad de estar en el país después del Mundial 90 disfrutando del cariño de la gente.
96 ¿Y lo peor? La parte económica. Tenía varias ofertas y arreglé por menos de lo que podía.
97 ¿Cómo quedaste con Passarella después del 94? Qué te puedo decir… Cuando salgo, después de comerme el gol con Platense, dice que me ve inseguro, que me saca para protegerme. “Mi única protección es el arco”, le dije. Pero contra Mandiyú atajó Sodero. Ganamos 5-3 y él tuvo la mala suerte de equivocarse en dos goles. Entonces me puso con Central, un partido jodido que empatamos en Arroyito y nos dejó en la puerta del título.
98 ¿No le daba confianza a ninguno? Me parece que se la jugó conmigo porque si me hacían los goles, me los hacían a mí. Y si se los hacían a Sodero, era como que se los hacían a Passarella. Si un día era inseguro, siete días después no podía mejorar tanto... La segunda vez que me colgó no me dio explicaciones. Y no me puso nunca más.
99 Directa o indirectamente, ¿tuvo que ver con la decisión que luego tomó Basile en el Mundial? Incidió. Me colgó en febrero del 94, muy sobre el pucho. No digo que fue a propósito, pero me mató.
100 ¿A quién salvarías primero de un naufragio: Sanfilippo, Passarella o Islas? Je, qué preguntita… Es una escala jodida. Primero Islas. Y si da el tiempo, Passarella y Sanfilippo