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McFIFA

La historia de cómo desde Zurich se intentó destronar al Balón de Oro de France Football. Por ahora, sin demasiado éxito.

Por Martín Mazur ·

11 de octubre de 2007
Ayer se dio a conocer la lista de nominados para el premio FIFA World Player. Ahora ampliamos los nombres, pero primero cabe aclarar una cosa, que quizás muchos se están preguntando: ¿Qué demonios es el FIFA World Player?

Para graficarlo, digámoslo así: dos hermanos de apellido MacDonald ponen un negocio de hamburguesas en 1948; el negocio se transforma en el restorán por excelencia en Estados Unidos, y florece hasta transformarse en un boom mundial. Y ahí, entonces, aparecen Wendy’s y Burger King, tratando de subirse al carro del éxito, con “little differences”, como diría el personaje de Travolta en Pulp Fiction: Burger porque permite elegir si a la hamburguesa se le saca la cebolla y el pepino, Wendy’s porque utiliza el lema de “hamburguesas old-fashioned”. O sea, lo mismo pero con una pequeña diferencia.

Y aquí es donde hacemos la conexión con la FIFA, que curiosamente es una multinacional que factura más que McDonald’s a nivel mundial. Porque más allá de los millones, había una parte de la torta en la que no estaba teniendo participación: el Balón de Oro que desde 1956 entrega la revista France Football, y que indudablemente representa el galardón más respetado del fútbol mundial.

Como no podían expropiárselo a los franceses, lo que hicieron desde Zurich, en definitiva, fue tratar de sacar un Balón de Oro igual pero distinto: utilizando los votos de algunos de sus obreros (técnicos) para premiar a otros de sus obreros (futbolistas), así se replicó el sistema de empleado del mes tan popular en las cadenas de hamburgueserías. En este caso, es el empleado del año quien recibe el reconocimiento.

El FIFA World Player se entrega pocos días después del Balón de Oro y el respeto que genera en Europa, vale decirlo, es tanto como el ranking de selecciones que también elabora la FIFA. Nadie le presta demasiada atención. En contraposición al Balón de Oro, en donde votan los periodistas especializados en base a límites por asociación y países, para el FWP hay un panel de “notables” que actúa de filtro y restringe la cantidad de jugadores elegibles. Así, se arma un lindo mix, entre los que se incluye, por ejemplo, al mexicano Rafael Márquez –de temporada netamente mala–, a Lilian Thuram –que casi no jugó– o a Frank Lampard –por arrastre de los dos años anteriores más que por lo que hizo en éste- entre los 30 candidatos, pero quedan afuera Francesco Totti (goleador de la Serie A y Botín de Oro europeo) o Zlatan Ibrahimovic (figura del Inter campeón).

Es ahí, donde entra la política, que este premio empieza a flaquear. Pero la parte más relativa es la del voto de los entrenadores de las selecciones de todo el mundo. ¿Vale más el voto del DT de Tonga o el de Turkmenistán que el de un periodista especializado?

Por eso, a 16 años de su creación, el FWP es aún poco serio. Aunque Messi lo gane por robo.